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Es un examen sencillo que dura unos minutos y no produce dolor. Permite detectar células anormales o lesiones en el cuello del útero, posibilitando así tratarlas antes de que se conviertan en una patología oncológica. Al año de haber comenzado a mantener relaciones sexuales habitualmente se debe comenzar con la realización del PAP. En mujeres que no hayan empezado a ser sexualmente activas, se sugiere el primer control entre los 21 y los 25 años.

Es un procedimiento ginecológico que consiste en observar el cuello uterino con una lente de aumento llamada Colposcopio. Se realiza para complementar el PAP.

Se indica si luego del examen físico de palpación, el especialista considera pertinente realizarla y como complemento de la mamografía. Es una técnica de imagen de gran efectividad para evaluar las mamas, ya que permite distinguir ciertos cambios en ellas, como quistes y nódulos.

La mamografía digital es una técnica avanzada de mamografía 3D que permite evaluar el tejido mamario con mayor precisión y, en consecuencia, aumenta las posibilidades de detección precoz del cáncer de mama. Se indica anualmente en mujeres a partir de los 40 años, o previamente si hay factores de riesgo.

Las densitometrías más frecuentes se realizan en columna (generalmente lumbar) y en las caderas, para medir la pérdida de tejido óseo. Generalmente, se utiliza para diagnosticar osteoporosis. Se recomienda a partir de los 65 años o cinco años después de la menopausia. Si hay factores de riesgo de osteoporosis, puede existir una indicación médica de realizarla anteriormente.

En caso que el ginecólogo lo considere necesario, se puede solicitar derivación con un médico mastólogo, para el manejo y seguimiento de la patología mamaria.

Es un examen no invasivo utilizado para diagnosticar enfermedades y la extensión de las mismas. Asimismo se puede utilizar, en algunos casos, para evaluar mujeres con implantes mamarios o alto riesgo de cáncer de mama.